Representantes de Irán y Estados Unidos retomaron este domingo las discusiones sobre el programa nuclear de Irán en un ambiente de tensión creciente. Las conversaciones, facilitadas por mediadores de Omán, fueron consideradas «complejas» por el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Abbas Araghchi, mientras que el equipo estadounidense las calificó de «prometedoras». Aunque ambas partes han expresado su intención de seguir con las negociaciones, todavía no se ha determinado una fecha para el próximo encuentro.
El entorno de estas charlas es particularmente complicado, a raíz del anuncio sobre la primera visita del presidente estadounidense a Oriente Medio desde que asumió su mandato. Este acontecimiento ha sido controvertido, especialmente después de que se develara su plan de rebautizar el Golfo Pérsico como «Golfo Arábigo», una sugerencia que ha indignado a los líderes iraníes. Aunque Araghchi trató de restarle importancia a esta iniciativa, declarándola «carente de validez y efecto legal», reconoció que dicha acción podría causar la ira de los iraníes.
Tensiones en las negociaciones
Las aspiraciones de Washington respecto al plan nuclear iraní son precisas: limitar el enriquecimiento de uranio a su nivel más bajo, desarmar las plantas nucleares y asegurar una supervisión completa. De acuerdo con las palabras del mandatario estadounidense, su gobierno prefiere lograr un pacto, aunque no elimina la opción de una acción militar como posibilidad. «Solo existen dos caminos: desmantelarlos de forma pacífica o hacerlo de manera agresiva», expresó al referirse a la eventualidad de una intervención militar.
El representante especial de Estados Unidos, que dirige la delegación, enfatizó que no se permitirá a Irán conservar ninguna capacidad para el enriquecimiento de uranio. «Esa es nuestra línea infranqueable. La ausencia total de enriquecimiento implica desmantelar por completo las instalaciones de Natanz, Fordow e Isfahán», afirmó el funcionario. Estas exigencias reflejan la postura firme de Estados Unidos, que pretende prevenir cualquier posibilidad de militarización del programa nuclear iraní.
En cambio, Irán ha afirmado nuevamente que su proyecto nuclear es con objetivos pacíficos y que no está dispuesto a ceder sus derechos relacionados con energía nuclear. Araghchi indicó que las discusiones se realizan de manera sincera, pero criticó al equipo estadounidense por no estar listo para diálogos sustanciales. De acuerdo con el ministro iraní, Washington «modifica continuamente su posición» y desatiende las sugerencias clave de Teherán.
Contexto regional difícil
Las negociaciones se producen en un contexto de alta tensión en la región, donde Israel mantiene enfrentamientos con milicias alineadas con Irán, agrupadas bajo el llamado «Eje de Resistencia». Además, la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha advertido que Irán ha acumulado hasta 275 kilogramos de uranio enriquecido al 60% de pureza, lo que le permitiría fabricar hasta seis bombas nucleares en pocos días. El director del organismo, Rafael Grossi, ha abogado por un acercamiento entre las potencias occidentales e Irán para alcanzar un acuerdo que garantice la seguridad regional y global.
Desde la salida unilateral de Estados Unidos del acuerdo nuclear en 2018, Teherán ha acelerado su programa nuclear, lo que ha provocado un mayor aislamiento internacional. Sin embargo, Irán espera que estas negociaciones conduzcan a un alivio de las sanciones económicas, un objetivo clave para su recuperación económica. A pesar de las tensiones, las autoridades iraníes han expresado su disposición a seguir dialogando, siempre y cuando no se comprometan sus derechos soberanos.