Nuestro sitio web utiliza cookies para mejorar y personalizar su experiencia y para mostrar anuncios (si los hay). Nuestro sitio web también puede incluir cookies de terceros como Google Adsense, Google Analytics, Youtube. Al usar el sitio web, usted consiente el uso de cookies. Hemos actualizado nuestra Política de Privacidad. Por favor, haga clic en el botón para consultar nuestra Política de Privacidad.

Sauna: impacto en la salud y pautas esenciales de seguridad

https://dzhi65wojqlkc.cloudfront.net/blog/wp-content/uploads/2017/10/CB_origen_sauna.jpg

El uso del sauna, originario de los países nórdicos, se ha expandido en todo el mundo y hoy forma parte de rutinas de bienestar en gimnasios, spas, hoteles y hogares. Su popularidad se debe a los beneficios que puede aportar a la salud física y mental, así como a su papel en la relajación y la socialización. Sin embargo, expertos advierten que, para aprovechar sus ventajas sin poner en riesgo la salud, es necesario conocer sus efectos en el organismo y adoptar medidas de seguridad.

Cómo actúa el sauna en el cuerpo

Un sauna finlandés típico es un espacio cerrado, comúnmente construido de madera, donde la temperatura varía entre 70℃ y 100℃. Las sesiones, por lo general, tienen una duración de 10 a 20 minutos y son seguidas por momentos de enfriamiento. La exposición al calor seco causa vasodilatación, lo que incrementa el ritmo cardíaco y mejora la circulación de la sangre. Esta estimulación cardiovascular moderada ayuda a optimizar la salud vascular y a disminuir ligeramente la presión arterial.

Estudios médicos señalan que el uso regular del sauna se asocia con una menor incidencia de enfermedades coronarias. Además, el calor ayuda a abrir las vías respiratorias y a disolver la mucosidad, lo que puede resultar beneficioso para personas con afecciones como asma o bronquitis crónica.

Otros análisis sugieren que su uso frecuente fortalece el sistema inmunológico al incrementar temporalmente los glóbulos blancos, lo que podría reducir la incidencia de resfriados. En el plano musculoesquelético, el calor relaja los músculos, disminuye la rigidez articular y ofrece alivio a quienes padecen artritis o fibromialgia. También estimula la liberación de endorfinas, mejorando el estado de ánimo y ayudando a conciliar el sueño después de la sesión.

Peligros vinculados y colectivos vulnerables

A pesar de sus beneficios, el sauna no está exento de riesgos. Entre los efectos adversos más comunes se encuentran mareos, náuseas y desmayos, que suelen deberse a caídas bruscas de la presión arterial, deshidratación o exposición prolongada al calor. Dormirse dentro del sauna representa un peligro grave, ya que puede provocar un aumento excesivo de la temperatura corporal, insolación e incluso consecuencias fatales.

El consumo de alcohol o sustancias psicoactivas antes o durante la sesión incrementa el riesgo de pérdida de consciencia y dificulta percibir los signos de sobrecalentamiento. Además, ciertos grupos deben extremar las precauciones o evitar el uso del sauna: personas con enfermedades cardíacas, presión arterial baja, alteraciones del ritmo cardíaco, niños pequeños, mujeres embarazadas y quienes toman medicamentos como diuréticos o betabloqueantes, que pueden afectar la regulación de líquidos y temperatura corporal.

Recomendaciones para un uso responsable

Para obtener mayores beneficios y minimizar riesgos, se aconseja comenzar con períodos breves y aumentar gradualmente el tiempo y la temperatura según la tolerancia personal. Es fundamental mantener una correcta hidratación antes, durante y después de la sesión, absteniéndose del consumo de alcohol y de comidas abundantes.

Alternar periodos de calor con enfriamientos —mediante duchas frías o descanso en ambientes frescos— permite que el cuerpo se adapte mejor al proceso. Escuchar las señales del organismo es fundamental: ante mareos, sensación de debilidad, náuseas o dolor en el pecho, se debe interrumpir inmediatamente la sesión y, de ser necesario, buscar atención médica.

Consultar previamente con un especialista en salud es aconsejable para aquellos con historial de problemas cardíacos, presión sanguínea inestable, diabetes u otras condiciones médicas que puedan afectar la regulación de la temperatura.

Un hábito saludable con fronteras definidas

El baño sauna puede favorecer la salud del corazón, los pulmones y los músculos, además de aportar al bienestar general y la tranquilidad. Sin embargo, sus ventajas se basan en un uso controlado, seguro y adecuado a las condiciones físicas individuales. Respetar los períodos, asegurar la hidratación y estar al tanto de las advertencias son esenciales para que esta práctica, cada día más común, continúe siendo asociada al bienestar y no al peligro.

Por Otilia Adame Luevano

También te puede gustar